Quisiera excitar tus sentidos, hacerme
inolvidable al menos por un instante, sentir que te estremeces e imaginas como
mi sexo despierta al contacto de tu piel y mi carne se hunde en la tuya, que la
sientes invadir tus entrañas y una mezcla de temor y placer se apodera de ti.
Tu boca entreabierta espera mis labios, tus pezones se hunden en mi pecho, tus
piernas se abren ligeramente y me hundo en ti... Escucha mi voz, siente las
caricias invisibles, mis manos aferradas a tus nalgas. El deseo destruye el pudor,
es esa su insolencia. Te poseo sin tocarte, mi mente atraviesa la tuya. Eres
bella, la chica que he soñado, una cálida mujer sin dueño. Te perteneces y me
entrego a ti y me aferro a tu carne, me gustas nena, podría estar mil años con
mi verga clavada en tu deliciosa raja, besarte hasta que no quede un fragmento
de tu cuerpo por descubrir y volver a empezar. Tu placer es mi delirio, tu voz
que se apaga bajo mi voz, tu culo que lamo y describo con la punta de mi
lengua. Tus formas se ajustan a las mías, eres perfecta cuando mis manos te
dibujan. Te alzo y giro con mi verga hundida en ti, el deseo nos inunda, es más
fuerte que la muerte, que los pactos y las fidelidades. Somos criaturas
salvajes. Devoro la evidencia, los miedos inútiles, me hundo más y más en tu
mojado sexo, te lamo, te enciendo a verga, te beso, te adoro, no hay un final,
tu placer se extiende en el mío. No tengo poder ni control, no aspiro al
dominio, me dejo ir en ti, eres el elemento profundo, mi única religión. Te amo
de una forma desconocida. Un amor sin antecedentes, sin bordes, pleno de
misterio y ensoñaciones.
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