miércoles, 22 de febrero de 2017

Es tan fácil mentir?




Mentir de forma habitual nos puede parecer algo no correcto, pero, engañar “un poco” y ofrecer una imagen propia encubierta, se considera hasta normal. “Mentir es un hecho más de la vida“. Mentir no lo hacemos solo las personas. 

La biología nos muestra que la mentira es una práctica común también en la naturaleza, las plantas y los animales utilizan la mentira, el engaño y la simulación para sobrevivir. Las mentiras son creativas y tienen tantas formas como nuestra imaginación les consiente. Muchas veces son inofensivas, pero otras son muy dañinas y aunque son mal consideradas, son tan relegadas como utilizadas.

Forman parte de nuestras relaciones con los demás en ambientes privados o públicos. Afectan al amor y a la amistad y no se escapan de ellas el dinero ni la política. Mentimos en el 20% de las conversaciones de más de 10 minutos. Para algunas personas, son prácticas normales, porque son un buen medicamento contra la dura realidad. Pero su forma tramposa puede ser comprometida porque puede volverse en nuestra contra. Desde niños nos enseñan a hacerlo y como no, lo aprendemos fácilmente, rápidamente, vemos como nuestros progenitores mienten y como esas mentiras no tienen resultados ni castigos, la costumbre de mentir se ve como una manera tolerable de actuar. 

•Porque decimos mentiras 

Muchas son las causas por las que mentimos, pero todas se fundamentan en un procedimiento común, queremos evitar mostrar la verdad. Muchas de las mentiras que utilizamos más corrientemente suelen ser falsas excusas para justificarnos de por qué llegamos tarde o dejamos pendientes algunas actuaciones, para no descubrir a una persona ante otras por una acción desafortunada, o también para exagerar los éxitos y talentos propios “adornándolos” con pequeños engaños. Pero esto, se puede convertir en problema si este hábito lo convertimos en costumbre y lo usamos reiteradamente, pudiendo llegar a tener efectos perjudiciales para nuestra salud. 

Los niños acostumbran a mentir para proteger a otras personas, para mantener una promesa o porque tienen miedo de las consecuencias, todos son porqués emocionales. Hay estudios que dicen que las mujeres mienten más para proteger los sentimientos de los demás, mientras que los hombres lo hacemos para mejorar nuestra imagen. Para ocultar una emoción, la que sea, podemos inventarnos una emoción falsa. La más utilizada es la sonrisa que actúa como lo contrario de todas las emociones creativas: temor, ira, desazón, disgusto, etc. También parece ser que mentimos más cuando actuamos muy rápido y con poco tiempo para pensar. Si tenemos más tiempo para deliberar, decimos menos mentiras al hablar y somos reacios a hacerlo. 

•Las mentiras y nuestra salud 

Decir la verdad puede mejorar nuestra salud física y mental, según un estudio, en el que se pedía a unas personas sometidas a este estudio, que dijeran menos mentiras, pasadas unas semanas, su salud había mejorado notablemente. Por lo general el mentiroso prefiere ocultar a falsear y esto es porque ocultar parece menos reprochable. Aunque en ambos casos las personas que las reciben resultan igualmente perjudicadas. El lenguaje ambiguo, los rodeos, las pausas, las repeticiones de palabras y otros fallos realizados al hablar, pueden indicar que quien habla no presta la suficiente atención a lo que dice. Además de la clásica y conocida mentira de la que he escrito hasta ahora, nuestra idolatría va más allá, también mentimos en otras formas no verbales, nos maquillamos, disfrazamos el cabello con postizos, utilizamos cirugía cosmética, ropa y otros adornos y perfumes, para ocultar nuestra apariencia y nuestro olor corporal. Lloramos lágrimas falsas, fingimos orgasmos y decimos frases imaginarias, etc. y es que la mentira verbal es sólo una de las muchas formas de mentir. 

•Las mentiras que decimos a las personas "decentes'": 
Es una moda. 
Es para un proyecto artístico. 
Me caí de la bicicleta. 

•Nos decimos unos a otros: 
Yo no había fantaseado nunca con algo así. 
Sólo hago esto por diversión. 
No lo necesito. 
Amo, haré todo lo que tú quieras. 

•Nos decimos a nosotros mismos: 
Soy normal. 
Siempre me detengo cuando siento genuina ira. 
Sólo juego con personas que respeto. 
Hago esto por razones de salud. 

• Dominante dice a su sub: 
Creo en la igualdad femenina. 
Tengo una buena relación con mi madre. 
Realmente creo que se debe ser una mujer fuerte para someterse. 
No me importa si el sexo no forma parte del juego. 

• Un sub dice a su Dominante: 
No tengo ninguna cuestión por resolver con mi padre. 
Para mí es bastante con servirte, Amo. 
No necesito nada más. 
Realmente deseo que tú estés al mando. 
Me encanta cuando te corres en mi boca. 
Lamer tus pies y tu ano me pone muy caliente. 
Creo que tu barriga es sexy. 
Me posees en cuerpo y alma. 
Eres el único hombre que me hace sentir así. 
Nunca te dejaré. 

• Un sumiso dice a su Ama: 
Haré todo lo que quieras. Sólo existo para servirte. 
No me importa humillarme. 
Considero a las mujeres como seres superiores. 
Eres hermosa. 
Disfruto haciendo las tareas del hogar. 
Mi mujer sabe que hago esto. 

• Una Ama dice a su sumiso: 
Básicamente, me gustan los hombres.
Usar tacones altos me hace sentir más poderosa. 
No puedo dominar a alguien que no me pone caliente. 
Yo nunca he sido switch. 
Adoro practicar la lluvia dorada. 

• Decimos a una posible pareja sexual: 
No es dolor. Sólo es una sensación fuerte. 
La sumisión es consentida. 
Necesitas explorar esa parte de ti. 

• Una Domina dice a otra: 
Tengo al esclavo perfecto. 
Siento que tú y yo somos parte de una Hermandad. 
Puedo mantener una sesión mientras estoy tumbada. 

• Una sumisa dice a otra: 
Mi Amo me cuida mucho. 
En realidad no soy exhibicionista. 
No me siento competitiva con respecto a otras sumisas. 
Me sentiré bien si juegas con mi Amo. 

• Un Dominante dice a otro:
Mi sumisa nunca me dice que no. 
Algunos de mis mejores amigos son sumisos. 
Cuando te miro en una fiesta no espero secretamente que falles y todos lo noten. 
Puedo seguir dominando hasta después de tener el orgasmo. 

• Un sumiso dice a otro: 
Lo más importante es servir a mi Ama. 
Nunca le digo a mi Ama lo que tiene que hacer. 
Nunca he estado con una Ama profesional. 
Adoro cuando mi Ama me abandona durante días. 
No me importa que tú puedas tener más dolor que yo. 
Estoy realmente convencido de que mi misión en la vida es servir a las mujeres. 
Me encanta lamer el coño de mi Ama mientras tiene el período. 

• Un switch dice a otro: 
De verdad que no me importa con qué sexo juego. 
No soy homofóbico en absoluto. 
Yo separo el sexo del SM. 
Ser bi es tener lo mejor de los dos mundos. 
Sólo juego con gente que siento cercana. 
Sólo juego con otros switch. 

• Una Ama profesional dice a otra: 
El negocio va bien. 
Nunca tengo sexo con un cliente. 
El negocio va mal. 
Sólo me dedico a mi especialidad y remito a otras los clientes que quieren otra cosa. 
Haría esto incluso si no me pagaran. 
No necesito someterme. 
Siempre mantengo el control de la sesión. 
Soy una buena mujer de negocios.
A mi pareja no le importa lo que hago. 
Fue elección mía dejar mi último trabajo 'decente'. 

• Los clientes dicen a una Ama profesional: 
Mantengo una buena higiene personal. 
Estaré allí. 
Estaré a tiempo. 
No espero que nuestro juego llegue al terreno sexual.
Prometo que no le contaré nada a nadie si tú haces "..." conmigo. 
Ama estoy deseando hacer eso. 

• La gente "normal" dice a los practicantes de BDSM: 
Oír hablar de eso no me asusta. 
Conozco a otras personas que lo practican. 
Nosotros también negociamos todo. 

Como he mencionado a lo largo del artículo, mentir es una práctica habitual y muchas de ellas no tienen mayor importancia. El problema aparece cuando acosados por nuestra inseguridad y el miedo a ser rechazados y a como somos, ocultamos la realidad como más nos interesa. Es una idea atractiva y la forma más rápida para sentirnos aceptados. Empezamos mintiendo por algo pequeño, sin importancia. Pero poco a poco, las mentiras nos dominan nos subordinamos a ellas. No somos conscientes, que son fruto de nuestra propia imaginación y llega un momento en que nos desbordan y su magia desaparece, al igual que la confianza que los demás han depositado en nosotros, destruyendo por completo nuestra credibilidad. 

Parece ser que el cuento de Pinocho, tiene su razón de ser, porque al mentir la temperatura de la punta de su nariz aumenta o disminuye, poniéndose más o menos roja. Hay expresiones del rostro que evidencian la mentira. El motivo de que muchas personas no puedan detectar las mentiras en la cara del que las dice, es porque no sabemos cómo separar lo verdadero de lo falso. 

Y, finalmente, las tres grandes mentiras de las tres grandes mentiras: 
Nada de esto debe ser tomado de forma personal. 
Lamento si he ofendido a alguien. 
No volveré a hacerlo. 


Sátiro Demencia®

sábado, 11 de febrero de 2017

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