El carácter sádico de un individuo
corresponde a un perfil psicológico que siente placer al causar sufrimiento
físico o moral a los demás.
El sadismo en la sexualidad, la excitación
erótica se logra al infligir dolor o humillación a la pareja. La personalidad
sádica en general, tiende en mantener una relación de dominación hacia el otro.
Una mayoría de maltratadores no son
delincuentes o no tienen antecedentes penales; son más bien personas
encantadoras con cierto carisma superficial, son estafadores, farsantes pero
gracias a su habilidad de manipulación no se han delatado.
La relación entre maltrato y sadismo
consensuado es relativamente diferente.
Cuando el maltratador es un psicópata,
gracias a su inteligencia normal o incluso por encima de la media, puede
manipular y explotar a la víctima de forma que el abuso físico y/o psicológico
pase desapercibido para los demás e incluso para la persona maltratada que
puede sentirse confundida en una especie de síndrome de Estocolmo como el que
se da en personas secuestradas.
En una primera fase de contacto, la víctima
se considera afortunada ante los encantos y atenciones del maltratador y no se
percata de los rasgos más peligrosos sencillamente porque los ocultó bajo una
máscara de persona normal o incluso humanitaria; sólo cuando éste ya se siente
con el control, muestra su verdadero rostro.
Al principio, no suele haber agresiones
físicas, y sí maltrato psicológico en forma de humillaciones, descalificaciones
o insultos, desprecio… todo destinado a la Dominación y control absoluto de la
víctima, ya que necesitan sentirse ganadores, con poder sobre las personas a
las que en realidad considera objetos para utilizar en su beneficio, por lo que
si consigue la obediencia de alguien de forma no violenta, no suele arriesgarse
a mostrarse con toda la crueldad de la que es capaz.
Entre los rasgos de personalidad o
patologías presentes con más frecuencia en maltratadores encontramos; Trastorno
narcisista de la personalidad (grandiosidad, necesidad de admiración, tendencia
a la explotación de los demás y falta de empatía)
La mayoría de las personas desconocen los
rasgos que caracterizan a un maltratador es por lo que resulta más fácil
dejarse embaucar por ellos. Hay que tener en cuenta que aunque no siempre sean
extremadamente inteligentes, sí tienen una habilidad especial para intuir las
debilidades y necesidades de los demás y explotarlas a su favor.
Es la capacidad de defender nuestros
derechos, de decir no y poner límites, de expresar nuestras necesidades y
deseos. Cuanto menos la ejercitemos, más se debilita y más cuesta hacernos
respetar, pero también es cierto que cuanto más se practica más fácil resulta
aplicarla.
Al igual que los depredadores los
maltratadores escogen sus víctimas por su vulnerabilidad; cuanto más aisladas o
menos integradas en un grupo, más susceptibles son de caer en sus garras.
Los maltratadores violentos tienen algún
tipo de trastorno de personalidad. El maltratador violento se maneja en forma
general a través de actitudes de manipulación y control. Bajo de toda esa
fuerza hay un ser frágil, que se vive asimismo como desvalido y fracasado y así
experimenta cualquier desafío que viene de su pareja como un aniquilamiento
personal.
Su aspiración es llegar a controlarla
totalmente, incluso lo que ella siente y piensa. Es cosificada, sin posibilidad
de autonomía y se paraliza con solo pensar que es lo que puede llegar a
provocar la ira del violento
Se puede ver al maltratador violento en una
relación muy dependiente y simbiótica desde el punto de vista emocional.
Necesita a su pareja al lado para sentirse valorizado y más aún, su
supervivencia depende del mantenimiento de esta relación.
Se puede apreciar como estos maltratadores
cosifican a la pareja como un instrumento dirigido hacia la satisfacción de un
deseo sexual propio, es decir, ellos son las personas capaces de mantener
innumerables coitos para hacer "gozar" a un gran número de mujeres,
sintiéndolas como verdaderos objetos sexuales.
Estos hombres tienen una confusión muy
grande entre lo que es el amor, el deseo sexual y el poder, así y dejando el
amor de lado (en general lo dejan) el sexo es utilizado como poder. En
realidad, cada conquista es vivida como el triunfo ganado en la batalla. El
poderoso triunfa, el débil se somete.
Pues para ser un maltratador es necesario
ser: fuerte, no expresar sus emociones, tener el control, ser agresivo.
Es en la relación D/s donde encuentran el
sustento emocional y el abrazo que necesitan para vivir, ya que por ser
"machos" no les está permitido pedirlo en forma explícita. Allí es
donde son tratados con afecto y amor. Es en ésa búsqueda constante donde
aparecen las múltiples parejas.
Ven al sub como "objeto pasivo"
que acepta lo que el Dominante les dice, la desvaloriza tanto que hasta llegan
a decir que " no tienen cerebro".
El maltratador sabe perfectamente qué hacer
y cómo actuar. Y antes del maltrato físico empieza con un maltrato psicológico
que entre otras cosas tiene como objetivos destruirle la autoestima, consumir
su voluntad y aislarla. De modo que cuando comienza el auténtico infierno, la
pobre víctima está completamente convencida de que toda la violencia que recibe
es culpa suya, así que admite el castigo e intenta arreglar sus errores para el
futuro en la relación.
Como recomendación al leer esto, si crees
que puedas estar con un maltratador violento, ocupando el lugar de un Sádico,
tus sesiones deberán tener un tiempo de comienzo y de finalización estricto, es
una forma de poner límites.
El lugar deberá ser adecuado, que invite a
la relajación, a la generación de confianza, a la intimidad y el resguardo pero
con las características de un lugar donde el intercambio de poder no vaya más
al maltrato.
Átate lo menos posible a él en cuanto veas
salir su verdadero yo, no te aísles y sobre todo abre los ojos y estudia su
comportamiento. Si el maltrato va mas alla de un juego, no lo pienses mas...
Alejate inmediatamente®
“El sabio puede sentarse en un hormiguero;
pero sólo el necio se queda sentado en él”. (Proverbio chino)
Sátiro Demencia