No es tan difícil conjugar cada uno de
estos adjetivos en los sustantivos asociados a una misma persona. No es difícil
darse cuenta de que se puede ser bueno, feo y malo siendo el bueno, el feo y el
malo.
Pues cada uno de estos me he encontrado por
ahí repartiendo caricias y escupiendo experiencias mientras con altanería
recitaban algunas de las poesías del BDSM, porque el BDSM en sus manos es pura
poesía.
Ayer, comiendo espagueti bastante rico y
dándole vueltas a la pasta en el tenedor, veía como algunos se deslizaban
favorecidos por la salsa, lubricaba el roce y casi no había fricción. Lo malo
de la pasta es que al final terminas haciendo la misma cosa y repites el menú
porque complicarse la vida es un poco jodido, pero si te especializas en saber
vender bien lo poco que sabes hacer, te va muy bien.
De qué va la pasta con esto?..
- El bueno es un personaje carismático
dentro del BDSM. Se sabe las últimas tendencias y está versado en todo este
mundillo porque ha leído mucho, ha estado en hermosos calabozos donde las artes
del BDSM se exponen con soltura, o eso dice él, y lleva siempre consigo en un
bolsillo el Anticristo de Nietzsche o cualquier libro de Bukowski.
Perfectamente reconocible cuando cruzas un
par de palabras porque mezcla la sabía mentira y te concede el honor de
visualizar el aborto que construye con sus pendejaditas.
- El feo no se anda con chiquitas, le
gustaría, con chiquitas y con maduritas pero le cuesta un poco por eso de ser
feo. Se esconde y camufla de puta madre en un entorno donde eso es fundamental.
Aquí todo dios está casado, no lo olvidemos
y las fustas no se pueden llevar a casa igual que los moretones y marcas
diversas no vaya a ser que te caiga la casa en un descuido. Por eso, se lo
esconde bien hasta que se llega al cara a cara, entonces, lo que en un momento
dado era entrega y pasión desenfrenada, igual se convierte en un What the fuck
en toda regla.
En el BDSM también hay superficialidad, por
si no lo ha notado.
- Pero el que gana siempre es el malo, no
el tipo duro de la entrada anterior, no. El hijo de puta. Ese siempre gana
porque no tiene reglas, y es todo un experto engañando al personal.
Para cuando te quieres dar cuenta, te tiene
comiendo de su mano, estás dentro de su coleccionable de muñecas a tamaño
natural, te tiene atadx sin usar ninguna cuerda.
También es que no sabe usarlas, claro.
Pseudos, wanabbes, troll los mal llamamos
por estos medios, que prefiero nombrarlos de la forma en que lo ameritan, y no
ser un cordero más de lo que por ahí abundan...
Hay muchos, son manada, legión, ejército,
una tropa que te cagas y que cuando sale a la luz creen dar miedito. Su
creencia de sentirse intocables e inteligentes les hace ser lo que son, unos
tontos al final.
Super amitos
Super amitos
Super amitos
Sátiro Demencia
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