"No
debe ser tan bueno, por eso no lo dicen"
Esa
es una frase muy usada por las personas que desconocen el mundo BDSM
y los motivos por los cuáles algunos lo practicamos.
Consideramos
que la mayoria no decimos públicamente que nos interesa el BDSM por
algunas razones que están relacionadas con los estereotipos y con el
temor del que dirán, por ejemplo:
-El
rechazo
Es
inevitable no sentir cierto temor ya que vivimos en una sociedad
llena de prejuicios, una sociedad que señala todo lo que es
diferente y lo pone contra el paredón para castigarlo y criticarlo,
muchas veces con el único argumento de que es algo fuera de lo
común.
-Discriminación
Discriminar
es separar, diferenciar o excluir, es tratar algo o a alguien como
inferior y privarle de derechos, por tener ciertas características
físicas, por sus ideas, por su religión, por su cultura, por su
orientación sexual, por su posición económica, u otros motivos.
Este menosprecio hacia el considerado “diferente” afecta su
dignidad humana y lo somete a maltratos y abusos.
La
discriminación sobre todo por preferencias sexuales es muy común,
está basada en tildar lo que ante los ojos de otros puede ser
“anormal”, ya que se nos ha inculcado que una pareja debe constar
de un hombre y una mujer, cuando una relación debe incluir respeto,
honestidad y confianza, sin importar géneros, identidades u
orientaciones.
-Intolerancia
Muchas
veces la intolerancia se relaciona con el miedo y con el temor a lo
desconocido, convirtiéndose todos en sentimientos negativos no sólo
en individuos sino también en conjuntos sociales enteros.
La
intolerancia como actitud y como método de vida es sin dudas uno de
los elementos más nocivos con los que una persona o un grupo social
puede contar. Esto es porque la intolerancia implica necesariamente
un daño a los demás, daño que se hace presente a través de
violencia verbal pero también física y psicológica.
La
intolerancia es sinónimo de inmadurez, incomprensión e incapacidad
para ponerse en el lugar del otro.
-Críticas
Los
medios de comunicación, las entidades, el estado y la misma sociedad
nos han inculcado el anhelo de sobresalir, el impulso por ser más
que los demás, estar por encima y nunca abajo. Por eso cuando
alguien crítica lo que hacemos, decimos o pensamos, nos sentimos
mal, sentimos que se nos esta censurando, opacando y por lo tanto no
podremos desarrollar eficazmente nuestra personalidad.
No
queremos decir con esto que debamos ser soberbios o pisotear al otro,
sino que es una forma de explicar porque nos afecta tanto que nos
critiquen y juzguen por lo que hacemos.
-Repercusiones
Sentimos
miedo de que se vea afectada no sólo nuestra vida en pareja, sino
también el entorno familiar y el laboral, que se nos tilde de locos,
podríamos perder nuestro trabajo, podría acabarse nuestro
matrimonio e incluso nuestros hijos podrían rechazarnos y alejarse
de nosotros.
-Decepciones
Al
ser criados al lado de un cuidador ya sean los padres, abuelos u
otras personas ejerciendo las figuras paternales, tenemos con
nosotros cierta predisposición a complacerles, cumplir sus
expectativas y seguir el buen ejemplo que nos dieron,
lamentablemente ocurre que al confesar el interés por un estilo de
vida como el BDSM, pues esos cuidadores se sienten decepcionados, se
sienten culpables ya que creen que estamos enfermos y piensan que les
hemos fallado y que su educación y todo su esfuerzo se ha perdido,
aún cuando ya somos mayores de edad y somos conscientes de nuestros
actos.
Otro
motivo por el cuál algunas personas mantienen oculta su vida
bedesemera es por que la consideran exclusivamente parte de su
intimidad y consideran que no es relevante, necesario o importante
comentarle estas preferencias a ninguna otra persona.
No
importa cuál sea el motivo, la razón o la explicación por la cuál
nos atrevemos o no a comentar que hacemos parte de la comunidad BDSM,
lo que realmente interesa es que lo vivamos porque lo deseamos, nos
satisface y nos ofrece plenitud, que seamos consecuentes con nuestros
deseos y acciones y que ellas siempre estén dirigidas a buscar el
bienestar propio y no a causar daños innecesarios o irreparables a
las personas que conviven con nosotros en este mundillo, no es
tampoco el ideal que seamos parte de un grupo o comunidad con el
único fin de alardear que somos parte de ella, que tenemos más
experiencia que otros o querer conformar una carrera de éxitos y
reconocimientos, esto no es un concurso o un reality en el cuál la
fama nos vaya a servir de algo, como bien decía una frase en FetLife
"ser famoso en BDSM es como ser rico en monopoly".
Si
lo decimos, lo gritamos o lo ocultamos, no tiene que ser problema,
asunto o preocupación de nadie más, solamente nos compete a cada
uno de nosotros, pues el interés personal prima sobre los
colectivos.
Mantener
una posición firme, argumentos que nos convenzan y una actitud
valiente ante los desafíos que se nos presentan día a día puede
ser la clave para vivir a plenitud este estilo de vida.
Sátiro Demencia/Paulina San Juan
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