lunes, 21 de noviembre de 2016

¿Por qué no decirlo?


"No debe ser tan bueno, por eso no lo dicen"
Esa es una frase muy usada por las personas que desconocen el mundo BDSM y los motivos por los cuáles algunos lo practicamos.


Consideramos que la mayoria no decimos públicamente que nos interesa el BDSM por algunas razones que están relacionadas con los estereotipos y con el temor del que dirán, por ejemplo:

-El rechazo
Es inevitable no sentir cierto temor ya que vivimos en una sociedad llena de prejuicios, una sociedad que señala todo lo que es diferente y lo pone contra el paredón para castigarlo y criticarlo, muchas veces con el único argumento de que es algo fuera de lo común.


-Discriminación
Discriminar es separar, diferenciar o excluir, es tratar algo o a alguien como inferior y privarle de derechos, por tener ciertas características físicas, por sus ideas, por su religión, por su cultura, por su orientación sexual, por su posición económica, u otros motivos. Este menosprecio hacia el considerado “diferente” afecta su dignidad humana y lo somete a maltratos y abusos.


La discriminación sobre todo por preferencias sexuales es muy común, está basada en tildar lo que ante los ojos de otros puede ser “anormal”, ya que se nos ha inculcado que una pareja debe constar de un hombre y una mujer, cuando una relación debe incluir respeto, honestidad y confianza, sin importar géneros, identidades u orientaciones.

-Intolerancia
Muchas veces la intolerancia se relaciona con el miedo y con el temor a lo desconocido, convirtiéndose todos en sentimientos negativos no sólo en individuos sino también en conjuntos sociales enteros.

La intolerancia como actitud y como método de vida es sin dudas uno de los elementos más nocivos con los que una persona o un grupo social puede contar. Esto es porque la intolerancia implica necesariamente un daño a los demás, daño que se hace presente a través de violencia verbal pero también física y psicológica.

La intolerancia es sinónimo de inmadurez, incomprensión e incapacidad para ponerse en el lugar del otro.


-Críticas

Los medios de comunicación, las entidades, el estado y la misma sociedad nos han inculcado el anhelo de sobresalir, el impulso por ser más que los demás, estar por encima y nunca abajo. Por eso cuando alguien crítica lo que hacemos, decimos o pensamos, nos sentimos mal, sentimos que se nos esta censurando, opacando y por lo tanto no podremos desarrollar eficazmente nuestra personalidad.

No queremos decir con esto que debamos ser soberbios o pisotear al otro, sino que es una forma de explicar porque nos afecta tanto que nos critiquen y juzguen por lo que hacemos.

-Repercusiones

Sentimos miedo de que se vea afectada no sólo nuestra vida en pareja, sino también el entorno familiar y el laboral, que se nos tilde de locos, podríamos perder nuestro trabajo, podría acabarse nuestro matrimonio e incluso nuestros hijos podrían rechazarnos y alejarse de nosotros.


-Decepciones

Al ser criados al lado de un cuidador ya sean los padres, abuelos u otras personas ejerciendo las figuras paternales, tenemos con nosotros cierta predisposición a complacerles, cumplir sus expectativas y seguir el buen ejemplo que nos dieron, lamentablemente ocurre que al confesar el interés por un estilo de vida como el BDSM, pues esos cuidadores se sienten decepcionados, se sienten culpables ya que creen que estamos enfermos y piensan que les hemos fallado y que su educación y todo su esfuerzo se ha perdido, aún cuando ya somos mayores de edad y somos conscientes de nuestros actos.


Otro motivo por el cuál algunas personas mantienen oculta su vida bedesemera es por que la consideran exclusivamente parte de su intimidad y consideran que no es relevante, necesario o importante comentarle estas preferencias a ninguna otra persona.


No importa cuál sea el motivo, la razón o la explicación por la cuál nos atrevemos o no a comentar que hacemos parte de la comunidad BDSM, lo que realmente interesa es que lo vivamos porque lo deseamos, nos satisface y nos ofrece plenitud, que seamos consecuentes con nuestros deseos y acciones y que ellas siempre estén dirigidas a buscar el bienestar propio y no a causar daños innecesarios o irreparables a las personas que conviven con nosotros en este mundillo, no es tampoco el ideal que seamos parte de un grupo o comunidad con el único fin de alardear que somos parte de ella, que tenemos más experiencia que otros o querer conformar una carrera de éxitos y reconocimientos, esto no es un concurso o un reality en el cuál la fama nos vaya a servir de algo, como bien decía una frase en FetLife "ser famoso en BDSM es como ser rico en monopoly".


Si lo decimos, lo gritamos o lo ocultamos, no tiene que ser problema, asunto o preocupación de nadie más, solamente nos compete a cada uno de nosotros, pues el interés personal prima sobre los colectivos.

Mantener una posición firme, argumentos que nos convenzan y una actitud valiente ante los desafíos que se nos presentan día a día puede ser la clave para vivir a plenitud este estilo de vida.


Sátiro Demencia/Paulina San Juan


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