sábado, 30 de marzo de 2019

Todo tiene un precio

Darlo por plata en la antigüedad era cosa de meretrices, era toda una profesión, acudían a ellas los señores de la alta sociedad aburridos de sus esposas católicas. 

Después la cosa evolucionó y cada día se ha vuelto más popular, dinámica y en muchos sentidos denigrante. De meretrices pasaron a cabareteras, después las prostitutas, las modelos webcam y ahora es cosa de "besesemeras" , si señores tal cuál, hoy en día tanto dominas como sumisas lo andan dando por plata, por unas nalgadas y hasta por una cerveza.

Y aquí entre nos hay unas que hasta pagan para que se las coja el superputas de la fiesta. Y es que este mundillo se nos ha vuelto de cabezas, el respeto se transformó en que cada quien haga lo que quiera, la sensatez se volvió locura, el consenso dio paso al abuso y las comunidades se convirtieron en el espacio perfecto para sacarle plata a la gente por todo, hasta por los munch están cobrando.

De un tiempo para acá, podemos observar que esto del BDSM deja mucha plata, y lo podemos ratificar en la mayoría de comunidades de diferente nacionalidad, el llenar el bolsillo es lo que se ha puesto de moda, y no sólo con los munch, tertulias, talleres, conferencias, no faltando quien escriba su vasta “experiencia” para obtener un ingreso más, dejando muchas dudas en el aire.
Y no se puede dejar a un lado el mencionar el exacerbado flujo sexual que se mantiene en constante ir y venir por los pasillos de la comunidad, mezclado entre drogas y orgias que nada tienen que ver con lo que esperamos al intentar llevar un estilo de vida alejado de toda la parafernalia vainilla.
Por supuesto se puede entender que para mantener una mazmorra se necesita un apoyo económico con el cuál los practicantes puedan convivir, aprender e integrarse, sin embargo hay mucha diferencia entre realizar todo tipo de eventos para atraer más gente que tenga el mismo ideal de ayudar con lo necesario para solventar los gastos de las mazmorras donde se reúnen, a llenar los bolsillos de otros, con tal que alguien les saque la leche o las traten como putas.

No tenemos nada en contra de quienes aprovechan su habilidad con las manos para hacer los diversos instrumentos que todos usamos, también es normal cobrar un cover en un local que necesita pagar un alquiler y mantenimiento, las cosas que nos rayan son esos personajes que con dos meses de experiencia ya cobran por dar un taller, aquellas dominas que usan la dominación financiera para dejar en la calle al sumiso, tampoco nos gustan las orgias disfrazadas con nombres gloriosos que lo único que hacen es devolvernos la mala fama de depravados que hemos tenido y que muchos tratamos de erradicar.
Nos molesta que quieran aprovecharse de las personas que no saben como deben funcionar las cosas, nos molesta que por ganar más y tener más adeptos cada vez haya más fiestas, menos practicantes reales, más pajeros, más putas y menos BDSM.

Por Sátiro Demencia y Paulina San Juan (Propiedad de Doryoku)

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