viernes, 20 de enero de 2017

Peligros




Los intercambios de poder entre Dominante y sumisa son tremendamente atrayentes para los nuevos y viejos adeptos a la comunidad. No tantos somos los que nos atrevemos a traspasar la frontera del sólo fantasear como es una sesión BDSM a intentar vivirlo.

Independientemente de lo que se vive realmente en una sesión, quiero tocar el tema de los riesgos que se corren al tener poca o nula experiencia en cuanto refiere una práctica BDSM.

Muchas prácticas nos llevan a límites donde el dolor, la excitación del momento, el colocon emocional, nos lleva a pensar que el ser sumiso puede aguantar más o que nuestras acciones como Dominantes no repercutirán de forma negativa en nuestra pareja. Pero, los errores de cálculo existen y nos juegan malas pasadas.

El BDSM no es un juego, se necesita saber de qué se trata, se  necesita hacerse cargo de las propias culpas, se necesita saber que la mayoría de las prácticas podrían ser tildadas de ilegales en un juicio, por lo que hay que tener lo que se requiere en su lugar, y tener confianza con la otra persona, se necesita saber a qué se hace frente, cuando se decide asumir un intercambio de poder de este tipo, y es obligación informarse. No se puede culpar a nadie de la propia torpeza e ignorancia.

Quien quiera vivir emociones fuertes, y no esté dispuesto a esto, mejor súbase a una montaña rusa, tantas veces como le haga falta.

Muchas veces no se practica un BDSM seguro por desconocer los peligros que deben evitarse.

El BDSM es un universo por sí solo. Hay tantas cosas que aprender, que descubrir, que experimentar, pero siempre con la debida noción al realizar una práctica nueva.

Es una pena que todavía haya gente que piense que el hecho de tener una palabra de seguridad le hace menos sumisa o significa que no acaba de confiar en su Dominante. No es una cuestión de confianza, simplemente que no siempre estamos igual, y lo que en un momento es perfectamente soportable, puede no serlo en otro.
Los motivos son miles, no importan, lo que verdaderamente importa es poder frenar una situación en un momento de necesidad.

Si no podemos controlar una situación bajo el efecto de la excitación, menos aún exponer a riesgos innecesarios e imprevisibles a una persona que ya de por sí, está en situaciones límite. 

Hemos de tener en cuenta que es mucho más satisfactoria, para ambas partes, una tortura refinada que un apaleamiento bestial. Por lo tanto es más interesante el ir incrementando gradualmente la intensidad que aplicar directamente estacazos cuyas consecuencias pueden ser nefastas.

Sobra decir lo peligroso que es esto y la tremenda responsabilidad que implica para el Dominante. No es para novatos, y los experimentados por lo general dicen que es una tontería. En realidad él no poder controlarse se presta para demasiados accidentes y no pocas veces las sesiones terminan en el hospital.

En sus sueños y fantasías, todo es posible. Traspasarlo a la realidad, puede ser mucho más complejo. Vaya paso a paso e  incluyendo nuevas situaciones, cuando se sienta verdaderamente preparado para ello. No se enfrente a su compañero diciéndole un esquema exacto de lo que espera.

Es importante que exista una buena comunicación sobre sus fantasías y límites. No menosprecie información importante. Si no le dice a su compañero que es lo que le gusta,que le causa demasiado dolor o hasta donde se siente en riesgo ¿como va a saberlo?

La persona que ejerce como sumisa, entrega gradualmente su voluntad a la de su Dominante; para ello han de establecerse comunicación (el sumiso ha de abrirse a la hora de expresar sus ideas y sensaciones ante las situaciones que surgen) y confianza, necesarios para aproximarse a la entrega total.

Es decir, que mientras que el Dominante puede entregar cosas al sumiso, el sumiso se entrega al Dominante. No ha de esperar recompensas, aunque vaya a obtenerlas, su determinación ha de venir de esta entrega, aunque la gratificación bien administrada por parte del Dominante sea un ingrediente esencial a la hora de que el sumiso pueda seguir superando sus límites para entregarse por completo. 

Al igual que la figura del Dominante puede tener peligros por su aproximación psicológica, sucede con el sumiso, así es por ejemplo cuando hay un afán autodestructivo, en la intención de cargar al Dominante con los problemas propios, el intentar dejar de ser "yo" a través de la experiencia. Se considera un error y problema, cuando esta intención se hace explícita y busca por tanto el sumiso un objetivo intentando "dominar desde abajo" -- y tanto respecto a la autodestrucción como en cuanto a la búsqueda del interés propio del sumiso.

Con la vulnerabilidad física y emocional viene un riesgo mayor. Arriesgamos que nuestros cuerpos sean dañados, ser marginados, y tener nuestro corazón roto de extrañas formas que no estamos preparados para manejar. 

Se debe tener muy en claro que es lo que se busca, y qué grado de compromiso está dispuesto a dar y a aceptar,

Temas tan populares como el bondage, el spanking, las pinzas, canes, fustas, tienen una cara poco amable. Con ciertas precauciones podremos evitar que nuestra actuación deje secuelas indeseadas.

Es verdad que existen riesgos, que se deben tomar ciertos  cuidados, pero ¡ojo!, porque peligros hay en todas partes y en cualquier tipo de relación, así que tampoco nos pongamos paranoicos porque si abandonamos nuestra búsqueda  de nuestros deseos más intensos y profundos, también estamos muriendo un poco.

Es muy importante dejar asentado que estas prácticas no son para todo el mundo. La necesidad de que se lleven a cabo responsablemente y en un contexto seguro, quienes lo dudan deberían tener en cuenta, la obligatoriedad de conocer lo que implican estas prácticas, medir los riesgos y, por supuesto, prevenirlos.

En sesión se vale todo, siempre y cuando sea de forma consensuada, y más en este caso. La prevención de los peligros, unida al conocimiento absoluto de lo que se va a hacer, es indispensable para quienes se deslizan por estos caminos.

Prepárese para emociones fuertes y reacciones desconocidas pero no deje que esto le aleje de disfrutar de la diversión, de la entrega y de las bellas sensaciones que se experimentan en el intercambio de poder.

No se sobrevalore, no es lo mismo recibir cien latigazos en sus sueños que recibir diez en directo. Nunca prometa cosas que no estás seguro si podrá cumplirlas. Y nunca piense; Yo puedo hacer esto o lo otro, sin asegurarse de que así es.

De trivial no tiene nada, así que no se meta en esto si no sabe y mucho menos arrastre a su pareja, puede sin querer, acabar lacerándola, asfixiándola, lastimandola y hasta matándola.

En la cama, y frente al erotismo, la imaginación no tiene límites. La vida sí.®


Sátiro Demencia

No hay comentarios:

Publicar un comentario