sábado, 17 de septiembre de 2016

Baby Tiara



07:27  
Había despertado como todas las mañanas con pereza y ganas de dormir un poco más. Me gire hacia el otro lado de la cama pero no pude encontrar a mi Daddy, seguro estaba en la ducha.


Me puse de pie y me vi desnuda frente al espejo, sólo llevaba un moñito rosa en el cabello que me hizo recordar la noche anterior.


Fui hasta la cocina y serví un poco de leche y prepare el desayuno para ambos, de repente sentí una presencia detrás de mí y una dulce caricia en la espalda que me hizo estremecer.


-Buenos días mi pequeña Tiara


- Buenos días mi Daddy


Voltee a verlo y sonreí un poco, me sentía feliz de verlo ahí observándome.


-Daddy quiere jugar con su niña un rato - dijo con un tono de voz fuerte- tomo mi cara apretó mis cachetes y me dijo- Sabes que no dirás nada pequeña puta- le voltee la cara y me dio una bofetada.


Estaba molesta por su agresividad e intente rehusarme, forcejeamos y comenzó a reírse diciéndome- Es lindo que trates de luchar- me tomo con más fuerza y no pude moverme mucho, mis brazos ya dolían por el esfuerzo, me tenía a su merced.


-No puedes negar que necesitas a Daddy pequeña- me dijo al oído.


Y era cierto sus palabras me causaban temblor, el sabia que siempre lo esperaba, pero también sabia lo culpable que me sentía. El era mi papi y yo su niña adoptiva, una niña que trataba de evadirlo muchas veces, pero no podía, siempre terminaba cediendo ante su voz, sus manos y sus ojos.


Cuando me miraba sentía que me hipnotizaba y muchas veces no podía pronunciar palabra alguna, ni siquiera podía moverme.


De pronto me dijo - Eres mía! solo mía!-  


Mi piel se erizo, comencé a mojarme desde que forcejeamos y cuando su mano toco mi muslo para acariciar mi sexo cerré las piernas y me ruborice apenada de que notara lo mojada que estaba.


Cuando abrió mis piernas a la fuerza y comenzó a tocarme me dijo - Eres mi putita, mira como te pones- sentí una ligera vergüenza.


Comenzó a tocarme despacio y a introducir sus dedos, no pude evitar gemir un poco y moverme, intente cerrar las piernas varias veces inútilmente, la última vez que lo hice me dio una bofetada fuerte en el rostro me queje de dolor y puse carita triste. - No hagas pucheros- me dijo.


Seguía introduciendo sus dedos una y otra vez, comenzó a besarme y bajar despacio por mi cuerpo hasta llegar a mi sexo, primero sus labios luego sentí su lengua, no pude contenerme y comencé a temblar, era demasiado placer para mí.


- Vamos pequeña vente para papi, vamos- me decía una y otra vez.


Yo me contenía por vergüenza, al final fue más rápido y su hábil lengua llegaba hasta adentro, abrió mas mis piernas y las subió a sus hombros, estaba muy excitada y le dije -No pares Daddy por favor, quiero sentirte-


Cuando por fin, logre venirme arqueando mi espalda el sólo dijo - Eso mi puta- .Me moje aun más cuando me dijo eso.


Cuando terminé le pedí que me dejara probarlo a él hasta que se corriera.


Esa mañana no pude estar más feliz nuestro desayuno fue delicioso y muy temprano.


Corrí a la cocina al terminar, puse la mesa y me senté en las piernas de mi Daddy a desayunar, me pidió que me duchara rápido y trajera el cinturón de castidad y las bragas color lila. Rápidamente obedecí y unos minutos después tenía todo listo.  


-Pequeña hoy llevarás el cinturón durante el día y en la noche cuando vuelva te follare la boquita, comprendes?


-Si Daddy, haré lo que tú me órdenes y estaré complaciente a tu regreso.


20:38


Después de largas horas de desesperación, por fin llega mi Daddy a mi rescate, me sentía sola y deprimida ya no sabía qué hacer, pero Daddy me tomo en sus brazos e hizo que todo el horror y los miedos se fueran de mi cabeza.


Reconozco que a veces soy muy insegura pero Daddy me recuerda que soy perfecta porque soy suya y eso me hace sonreír, no se enoja por mis celos e inseguridades, al contrario me educa para poder comprender mis sentimientos y adoro su paciencia infinita pero sé que debo aprender y mejorar por él y por mí.


Me gustan los momentos como este cuando mi Daddy me dice que soy suya, que seré su pequeño juguete sexual y me mira como esta viéndome justo en este momento.


- Ven, deja que papi te vea, se te han puesto preciosos los pezones, te gusta el roce de mis dedos?

Deja que papi te los chupe un poquito, los tienes hinchaditos, verás lo mucho que te gusta putita.  ®


Por: Sátiro Demencia y Paulina San Juan (Diamante Negro de SaDe)



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